El nombre de este famoso postre italiano "tiramisú" (en italiano literalmente "tirame-arriba" ) viene dado por las propiedades excitantes y afrodisíacas que se le atribuían. Hasta tal punto, que se difundió la costumbre de consumir abundantes porciones, antes de cada encuentro amoroso.
 En esta ocasión le vamos a quitar una de sus propiedades, ya que utilizaremos un baño de jarabe de naranja, en lugar del café. Y le añadiremos otra, ya que a la crema de queso, le incorporaremos un puré de fresas. Aunque diferente, igual de bueno.

Ingredientes (6 pers.):

- ½ Kg. de fresas
- 24 bizcochos de soletilla (saboyanos)
- 250 grs. de queso mascarpone
- 3 huevos
- 60 grs. de azúcar
- 5 grs. de hojas de gelatina
- 50 cl. de jarabe (agua-azúcar)
- Piel de naranja
- Un chorretón de Grand Marnier
- Cacao amargo en polvo

 Lavamos las fresas con agua, sin quitarles el pedúnculo (para que no absorban humedad). Una vez limpias, reservamos 6 unidades. Al resto les quitamos el pedúnculo y las cortamos en seis u ocho trozos.
Ponemos éstos, en el vaso de la batidora con un chorrito de zumo de limón y trituramos. Pasamos el puré resultante, por un colador fino (foto 1ª).
  Calentamos una porción pequeña de la salsa de fresas, y disolvemos en ellas las hojas de gelatina remojadas y escurridas (las cubrimos de agua durante 4 minutos).
Una vez, bien disueltas, mezclamos con el resto de puré.
Separamos las claras de las yemas. Montamos las claras a punto de nieve (mejor si se echan unas gotas de limón, y los huevos están a temperatura ambiente) con la mitad del azúcar.

 Por otra parte, en un cazo al baño María, montamos las yemas con el resto del azúcar, hasta que queden esponjosas (foto 2ª) . Cuando se hayan vuelto blanquecinas y doblen su volumen, las mezclamos poco a poco con el queso mascarpone. Incorporamos también el puré de fresas. Cuando todo esté bien mezclado, dejamos enfriar y lo unimos con las claras a punto de nieve. Mezclamos todo bien, con una espátula de abajo arriba, pero sin batir, para que no se nos baje. Metemos la crema, a la nevera durante dos horas, para que la gelatina ayude a que coja consistencia. De esta manera podemos trabajar mejor con la crema.
  Mientras, hacemos un jarabe con 50 cl. de agua, un par de cucharadas de azúcar y unas tiras de piel de naranja (sin la parte blanca) en un cacillo al fuego. Dejamos que hierva durante unos minutos, que se disuelva el azúcar y adquiera el aroma a naranja. Apartamos del fuego, le añadimos un chorretón de licor de naranja (Grand Marnier) y dejamos enfriar.

Para montar el postre, ponemos en un fuente una tira de bizcochos bañados en el jarabe de naranja (pasamos los bizcochos por las dos caras, "vuelta y vuelta", que se empapen). Cubrimos éstos, con la mitad de la crema de fresas (yo me he ayudado de una manga pastelera). Volvemos a poner otra capa de bizcochos bañados por encima (foto 3ª). Por último terminamos con el resto de la crema, cubriéndolo. Alisamos con ayuda de una espátula la superficie.
 Dejamos enfriar por lo menos dos horas en la nevera (mejor toda la noche), tapado con papel film, para que no nos coja olores.
 Cuando lo vayamos a comer, ponemos en un colador, el cacao en polvo y espolvoreamos por encima, cubriendo el tiramisú. Cortamos en porciones, y decoramos con las fresas reservadas (a las cuales las hemos abrillantado, con un baño de un poco de mermelada) (foto 4ª).
 NOTA: el uso de la gelatina, es para darle consistencia (al añadirle el puré de fresas, la crema de queso pierde firmeza) y poder elaborar el tiramisú, en capas, sin usar un molde. De esta manera podemos realizar mejores presentaciones.